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Catalina Cortés: el Arte Como Elección de Vida

Promoción 2002


Por Andrés Mojica, Coordinador del Centro de Exalumnos


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Desde Barcelona, donde vive actualmente, Catalina Cortés ha encontrado en el arte y la enseñanza una forma de expresión profunda que conecta con los valores que marcaron su paso por el Colegio Rochester: el trabajo en equipo, la perseverancia, la apertura al aprendizaje y la salud integral. Artista plástica y profesora, Catalina combina su labor docente en Vaughan Systems —una academia de inglés en España— con el desarrollo de su obra artística, que ha sido expuesta en Barcelona, Madrid y París, y que próximamente llegará también a Viena.


Su historia es la de una exalumna que ha sabido escuchar su voz interior para construir un camino auténtico. Egresada del Colegio Rochester y graduada en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia, Catalina inició su carrera profesional en el ámbito educativo, enseñando arte en el Gimnasio Británico y luego como directora del Departamento de Arte en el Gimnasio La Montaña. Posteriormente, su búsqueda de nuevos horizontes la llevó a España, donde continuó su formación académica con especializaciones y maestrías en educación y comunicación.


A pesar de su sólida formación y reconocida trayectoria, Catalina decidió dar un giro a su vida profesional: “Cuando tienes un desempeño académico destacado y una carrera valorada, atreverte a decir que eso no es lo que quieres —aunque los demás no lo entiendan— es un acto de valentía”. Hoy, esa valentía se refleja en cada pincelada de su obra y en cada conversación con sus estudiantes.


Para ella, enseñar y crear son dos maneras complementarias de comunicarse con el mundo. En el aula, acompaña a sus estudiantes en la apertura hacia nuevas culturas y formas de expresión. En su obra artística, explora las relaciones humanas, los entornos que habitamos y la manera en que nos definimos a través de lo que nos rodea. Ambas facetas comparten un mismo propósito: construir puentes de conexión y promover la reflexión consciente.


Catalina recuerda con afecto sus años en el Colegio Rochester, una etapa que describe como decisiva para su crecimiento personal. Participó activamente en múltiples actividades extracurriculares: gimnasia olímpica, cheerleading, dance team, fútbol, natación, coro y ONU. “De cada experiencia me llevé una lección distinta —dice—. Del fútbol, el valor del equipo; de la danza, la disciplina; del coro, la valentía para intentar algo nuevo; y de la ONU, el reto de hablar en público”.


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Estas vivencias consolidaron en ella una mirada amplia sobre el aprendizaje y la vida, donde la diversidad de experiencias fortalece el carácter y fomenta la salud integral, un principio que hoy impregna tanto su práctica artística como su labor pedagógica.


Catalina destaca también el papel de sus profesoras, especialmente Mireya, quien despertó en ella el amor por el arte contemporáneo a través de salidas culturales y exposiciones. Y recuerda con especial emoción el último show de grado 11, una experiencia que simbolizó la unión, la creatividad y la magia de lo colectivo: “Fue un proyecto donde todos —músicos, artistas, bailarines y actores— trabajamos con dedicación y alegría. Esa suma de esfuerzos individuales fue una lección sobre el poder del trabajo en equipo”.


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Hoy, Catalina continúa explorando y creciendo. Su obra artística se encuentra en una etapa de consolidación y expansión, con nuevas exposiciones internacionales. Pero más allá de los logros visibles, lo que la motiva es el proceso mismo: “El arte me permite disfrutar del intento constante, de volver a empezar una y mil veces. Es una forma de vida”.


Desde su mirada consciente, Catalina valora los esfuerzos del Colegio Rochester por promover la sostenibilidad y el cuidado del entorno. “Cuidar el ambiente es cuidar la vida misma”, expresa. Su mensaje resuena con fuerza en nuestra comunidad, recordándonos que el verdadero impacto de los exalumnos del Colegio radica en su capacidad de actuar desde la conciencia, la creatividad y la responsabilidad.


Catalina Cortés representa, sin duda, el espíritu del Colegio Rochester: una vida guiada por la elección, la pasión por el aprendizaje, el bienestar integral y la conexión con los demás.



Catalina Cortés: art as a way of life


Class of 2002


By Andrés Mojica, Alumni Center Coordinator


From Barcelona, where she currently lives, Catalina Cortés has found in art and teaching a profound form of expression that connects with the values that marked her time at Rochester School: teamwork, perseverance, openness to learning, and holistic health. A visual artist and teacher, Catalina combines her teaching work at Vaughan Systems—an English language academy in Spain—with the development of her artistic work, which has been exhibited in Barcelona, Madrid, and Paris, and will soon also be presented in Vienna.


Her story is that of an alumna who has learned to listen to her inner voice to build an authentic path. A graduate of Rochester School with a degree in Fine Arts from the National University of Colombia, Catalina began her professional career in education, teaching art at the British School and later as Head of the Art Department at La Montaña School. Later, her search for new horizons took her to Spain, where she continued her academic training with specializations and master’s degrees in education and communication.


Despite her solid education and well-established career, Catalina decided to make a bold change in her professional life: “When you have outstanding academic performance and a valued career, daring to say that this is not what you want—even if others don’t understand—is an act of courage.” Today, that courage is reflected in every brushstroke of her work and in every conversation with her students.


For her, teaching and creating are two complementary ways of communicating with the world. In the classroom, she guides her students as they open up to new cultures and forms of expression. In her artwork, she explores human relationships, the environments we inhabit, and the ways we define ourselves through our surroundings. Both facets share the same purpose: building bridges of connection and promoting conscious reflection.


Catalina fondly remembers her years at Rochester School, a stage she describes as decisive for her personal growth. She actively participated in multiple extracurricular activities: Olympic gymnastics, cheerleading, dance team, soccer, swimming, choir, and the UN. “I took a different lesson from each experience,” she says. “From soccer, the value of teamwork; from dance, discipline; from choir, the courage to try something new; and from the UN, the challenge of public speaking.”


These experiences shaped in her a broad outlook on learning and life, where diversity of experiences strengthens character and fosters holistic health—a principle that today permeates both her artistic and teaching practices.


Catalina also highlights the role of her teachers, especially Mireya, who awakened in her a love for contemporary art through cultural outings and exhibitions. She recalls with special emotion her last 11th-grade show, an experience that symbolized unity, creativity, and the magic of collaboration: “It was a project where everyone—musicians, artists, dancers, and actors—worked with dedication and joy. That combination of individual efforts was a lesson in the power of teamwork.”


Today, Catalina continues to explore and grow. Her artistic work is in a stage of consolidation and expansion, with new international exhibitions. But beyond her visible achievements, what motivates her is the process itself: “Art allows me to enjoy the constant attempt, to start over again and again. It’s a way of life.”


From her conscious perspective, Catalina values Rochester School’s efforts to promote sustainability and environmental care. “Caring for the environment is caring for life itself,” she says. Her message strongly resonates within our community, reminding us that the true impact of Rochester alumni lies in their ability to act with awareness, creativity, and responsibility.


Catalina Cortés undoubtedly embodies the spirit of Rochester School: a life guided by choice, a passion for learning, holistic well-being, and meaningful connection with others.

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Inspirar y educar estudiantes a tomar control de sus vidas con el mundo en mente. 

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